Campanas de Tijarafe
La música tradicional en la isla de La Palma,
Archivo personal de Talio Noda. La Palma, 1999
Islas Canarias
Una de las campanas pequeñas de la ermita de Tijarafe perteneció, según reza una inscripción de 1715, a un barco del pirata Samuel Bellamy (Black Sam) a cuya tripulación, gobernada democráticamente, se les conocía como los “hombres de Robin Hood”. Poco sabemos de cómo terminó la campana en esta espadaña, pero sí de cómo empezó a dialogar con otros instrumentos musicales, como el tambor denominado “caja de guerra” a ritmo de tajaraste, o con las chácaras mientras se baila la Jullona en el Hierro. Arriba en el campanario y abajo en la plaza, campanas y chácaras se emparejan, una maja y otra repica.
Ante la ausencia de memoria oficial, campanas y chácaras producen una memoria menos abstracta y más sensorial. La inscripción en la campana de Black Sam podría llevarnos al Caribe capturando barcos con oro fruto de la venta de esclavos, mientras que el propio término chácara nos llevaría al norte de África, donde los términos imazighen continentales šakar y aškaran, significan pezuña o uña. Pero si confiamos nuestro recuerdos en vez de en las palabras en los materiales mismos, el bronce de la campana nos hablaría de las técnicas aplicadas para moldearlas en Oriente hace 4.000 años. Desde allí la morera (Morus alba) se expandió hacia Europa y el archipiélago canario, donde la madera dura del corazón de su tronco se ha utilizado para construir chácaras. Más info música.